En las lecturas y reflexiones participaron los docentes de la Escuela de Psicología y especialistas en temas de trauma infantil y duelo como consecuencia de guerras, dictaduras y conflictos armados. La tragedia de Lidice constituye para el mundo entero un poderoso recordatorio, no solo por la magnitud de la violencia contra los niños checos, sino también porque sirve para reflexionar sobre los traumas que permanecen en la memoria de las naciones. El embajador Pavel Bechný presentó los acontecimientos de Lidice en el contexto de la Segunda Guerra Mundial y recordó su profundo impacto tanto en la entonces Checoslovaquia como en el extranjero. La solidaridad mundial con la pequeña localidad de Bohemia Central se refleja aún hoy en el hecho de que, además de numerosos lugares conmemorativos y monumentos, aparece el nombre de Lidice en las calles, barrios y ciudades y también como nombres de pila femeninos. Asimismo ha sido dedicado a Lidice un monumento en el centro de Santiago de Chile, obra del artista checo-chileno Filip Carrasco. Representa el monumento el juego infantil conocido como “rayuela” y evoca a las inocentes víctimas de los Nazis. Cada año la Embajada de la República Checa junto con la asociación de compatriotas del Círculo Chileno Checo celebra en este monumento un acto conmemorativo que demuestra que la tragedia de Lidice nunca será olvidada.