En la galería conocida como saleta pueden verse impresionantes piezas decoradas en diferentes estilos, entre los que resalta la fascinante talla checa que le imprime al cristal su máximo esplendor, que hace recordar los cristales de hielo de esas latitudes. Con las piezas más tradicionales se exhiben también dos vasos de la manufactura de lujo de Loetz, que se exponen por primera vez, así como algunas piezas de un servicio de mesa “Nero” de cristal Alejandrita, diseñado por Leo Moser en 1928.

Junto a las piezas del patrimonio del museo, la curaduría hizo brillar las joyas inspiradas de la diseñadora Sandra Borges, que trabaja sus collares, aretes, anillos y pulseras con canutillos finos del cristal de Bohemia y otras piedras preciosas y semipreciosas, que por sus texturas y colores imitan los imponentes vasos, como el Animor de cristal Topacio, de 1926. Entre las piezas más relevantes destacó un vaso
plaqueteado en dos colores (verde y azul), tallado en la técnica de centelleo, que se robó las atracciones de la mayoría.

Agradecimientos al director Yosvanys Fornaris, al Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, al Ministerio de Cultura, y a Sandra Borges Design, por haberlo hecho posible. La muestra quedará abierta al público hasta el próximo 28 de junio.

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